¿Puede la represión ser motor del desarrollo?.

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Este nuevo período de gobierno de D. Trump, sin ninguna duda ha traído mucha esperanza a los grupos, partidos y movimientos neofascistas, autoritarios y populistas de derecha que están dejando sin “discursos” a la izquierda; que, como eterna opositora, no ha dejado de enredarse en discusiones y estrategias políticas heredadas de los siglos anteriores.

 Ahora con el desarrollo más acelerado de las tecnologías, que cada día recortan los ciclos y momentos de innovación, que bien pueden lanzar un aviso de alivio y paz, antes bien han acelerado los frentes de guerra, que de paso se han convertido en laboratorio de prueba de la susodicha tecnología, desplegando lo que William  I. Robinson, en su libro Mano Dura, el Estado policial global que connota la interrelación de tres acontecimientos : la ubicuidad de los sistemas que permiten el control social de masas, represión y guerra, como medios para obtener beneficios y seguir acumulando capital, a pesar del estancamiento económico y se va privatizando la guerra y la violencia fomentada por el Estado y los intereses de las clases dominates ; apareciendo como tercer punto, las manifestaciones políticas e ideológicas totalitarias del corte de fascismo, el populismo de derechas y los neofascistas, tal como se expresaron en la toma del Capitolio de Washington, el 6 de enero de 2021. Y asi en medio del deteriodo ecológico, social y la intensidad del uso de medios violentos se concreta un Estado policial global, nacido dentro de las mismas estructuras democráticas en los países  que gozan de ellas, olicial global,  que es por esto que el autor Robinson, titula la introducción como una equivocacion de George Orwell y para cuya explicación más detallada, hacemos uso del permiso de la reproducción del texto:

«En su novela Everything is known, Liza Elliott describe una distopía en la que cinco magacorporaciones globales, llamadas Afiliaciones dominan el planeta. “Infestadas por el inexorable sector de la vigilancia, las cinco Afiliaciones globales manipularon el big data para mercantilizar y comercializar toda actividad humana a fin de lucrarse”. Las Afiliaciones ejercían su dominio sobre Estados subordinados: George Orwell se equivocó. El hermano mayor no vino de un Estado totalitario, sino de un no-Estado totalitario”. El big data era un “implacable gran maestro cibernético con ojos y oídos en todas partes que lo espia todo, desde tu ropa hasta tus amigos, y grababa todas las palabras que decias o escribías. Llevaba un registro de todo esto y más con el fin de amasar el poder informativo que necesitaba para controlar el mercado, el pulso de la economía monetaria”. La población mundial había quedado dividida en tres grupos sociales bien diferenciados los miembros del Núcleo, los Periféricos y los Marginales, que componian lamayoria de la humanidad:

Los marginales eran los descartados. Si no podían funcionar en el mundo regido por las afliaciones, quedaban excluidos.Lo que pasara con sus vidas era culpa suya. Nunca habría compasión. Se apañaban como podían con los residuos, las sobras y los excedentes invendibles del opulento Núcleo y la austera Periferia. Algunos se dedicaban a trabajos erráticos y marginales en el campo, mientras que otros vivian de los restos, la porquería y la basura.

 El mundo que describe Elliott bien podría ser, exagerando un poco, un retrato del mundo en el que vivimos. Esta concentración nunca vista del capital en el hito global ha servido para consolidar el poder financiero de una elite corporativa transnacional que se vale de su fuerza económica para ejercer influenica política y controlar a los Estados.”

 Y se corta ahí, en este punto, precisamente, para recordar que el libro que se comenta es del 2020, cuando no se había “presentado en sociedad “global por las grandes corporaciones de la tecnología digital, el lanzamiento del Chat GTP, ni se había propagado la fiebre del uso de la Inteligencia artificial, como la que estamos viviendo en estos momentos, avivados por los acontecimientos políticos de manifestaciones y acontecimientos nunca imaginados, quebrantando inclusive el respeto de las reglas de relacionamientos entre las naciones, que venían desde el final de la II Guerra Mundial, queda la invitación a su lectura:

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