Sean alianzas, convenios, pactos, acuerdos, compromisos, o sea como se quieran llamar, son las formas de conversar y llegar a puntos comunes con grupos y partidos para alcanzar una buena posición en unas elecciones, sino la primera, al menos alguna digna del prestigio y categoría que se le quiere imprimir a la acción política que se despliega. En política, aunque se dice que todo es válido en la competencia por la consecución del poder (maquiavelismo), queda en el rincón de ciertos caracteres y personalidades, el recato de una posición digna, y esta se logra en la medida que, sin ser retirada del evento, se tenga claridad en los objetivos, y posponer éstos cuando las condiciones, no son favorables, por la posiciones privilegiadas de los otros y por los mismos resultados; como se puede observar en las condiciones de participación, que ya muestran algunos de los candidatos la presidencia de Colombia.
Después de los resultados de las votaciones para el Congreso de la República (14 de marzo) y las tres primeras encuestas nacionales, ya se vislumbra que puede pasarle a algunos candidatos que no alcanzaron buenas votaciones y que por ende ya se ‘dejaron de contar’, y ello se refleja necesariamente en la energía y en las expectativas de triunfo que pueden mostrar sus adeptos, los que usualmente, en política, suelen salir en desbanda, por aquello de que a ‘nadie gusta de apuntarse al perdedor’, a no ser que exista la convicción partidista y cerrera del totalitarismo, los comportamientos atípicos de las sectas, o por relaciones de ‘vasallaje electoral’ (se vota por orden del patrón); que si bien en Colombia se ven aun unos de estos filones, no lo para el todo de la población inscripta para votar calculada en 23 millones.
Pero la realidad, que siempre es dura, y rebaza los caprichos personales y las posiciones presumidas (en las elecciones, son los votos, la única cuenta aceptable) se muestra que para las elecciones presidenciales del próximo 30 de mayo, en Colombia, de 10 candidatos inscriptos, 7 están para el juego democrático, donde tiene validez las alianzas y las negociaciones, sin tener que esperar a los resultados finales el día de las elecciones. Claro está que las encuestas realizadas no son las votaciones mismas, como algunos dicen cuando en ellas les va mal, pero si muestran tendencias y estas son crueles cuando se va hacia abajo, mas no así, hacia arriba. Es mejor tomar antes de la primera vuelta una decisión sabia, que lleve a una posición decorosa y digna, no tanto por el efecto individual en el candidato, como por los adeptos, votantes y seguidores, si es que en verdad se quiere hacer política en el futuro y entonces reconocer las circunstancias dadas.
La apreciación en general, es que todos los siete candidatos (Santos, Sanín, Mockus, Petro, Vargas, Pardo y Fajardo) tienen posibilidades. Para Santos se estima que será el primero en votación en la primera vuelta, lo que da mayores posibilidades a todos los demás para colocarse para la segunda vuelta. Esto sin dar por hecho, lo que vaticinan los directores de la campaña de Santos: ganar en la primera vuelta (con una cantidad superior al 50%), y todo liquidado. Pero en el supuesto de existir una segunda vuelta, las posibles alianzas crecen y se tejen entre los demás, que buscan una actuación decorosa y para lo cual se requiere de una buena dosis de sencillez, humildad y sabiduría, cualidades bastantes escasas en estos ambientes políticos donde las vanidades se retuercen antes las tristes cifras electorales; pero si es mejor ese trabajo en conjunto que no el descalabro electoral individual; que es en últimas lo que algunos medios de comunicación la han querido sugerir de manera más vehemente a Fajardo, Pardo, Vargas y Petro; quienes tienen muy bajos porcentajes en las encuestas, después de Santos y Sanín; de quien inclusive un periódico del mismo partido Conservador le dice por editorial, que aun ganado la consulta del partido ella está en “aguas turbulentas”, lo que la coloca en el mismo destino de los demás.
Así las posibles alianzas serian muchas, pero como estas, además de razones políticas requieren de cuentas económicas, seguro que algunos no las querrán al menos para la primera vuelta por los dineros anticipados que entrega el gobierno para la campaña. Pero pensar más allá de estos dineros sí que requiere inteligencia y desprendimiento de lo terrenal y es aquí donde se pueden ver las razones de las alianzas y su verdadero peso en el futuro político. En esta condición de no poder contar con estos recursos esta sólo Fajardo, y del cual se puede decir que es el que menos tiene que perder en asuntos de alianzas, ya que al no sacar los votos para el umbral, no solo no tiene condición de partido, ni movimiento, sino que mostro tener muy pocos votos. Y al entrar en cualquier alianza, es un salvavidas que le tira el partido que lo saca de esa situación calamitosa en que quedó después de las elecciones para el Congreso, que es uno de los tantos errores que cometió en su campaña. Esta es la realidad política. Y no la que se quiere presentar, al decir que Fajardo debe de hacer alianza con Mockus porque el Gobierno no le puede entregar dinero para la campaña.
La alianza Mockus- Fajardo que tanto apuran desde los periódicos de sus amigos, es deseable para la democracia colombiana en la medida que dos ex -alcaldes exitosos- (a ella se pueden unir los también ex alcaldes Peñalosa y Garzón) hacen una amalgama de principios y de ideas, que no son muy diferentes, ni distantes una de otras. La de Pardo y Vargas, se ve lejana, al menos para la primera vuelta: El liberalismo, viene sostenido a pesar de los embates de los 8 años del gobierno de Uribe y de su desarrollo natural para este año de elecciones, escogió para vicepresidente a su segundo en votación interna del partido y quiere demostrarse que el partido liberal sigue vivo a pesar del partido de la U. Además después de los desplantes en el debate por TV, de Pardo a la invitación amable de Vargas. Todo estará quieto hasta ver los resultados de la primera vuelta.
Del lado de Petro, es muy difícil conseguir aliados, por las posiciones de izquierdas y porque internamente hay en su partido fuerzas con principios e ideas inconciliables con partidos tan tradicionales como el liberal o el conservador, frente a los cuales han luchado durante todo su existencia; además ello puede crear internamente los famosos infantilismos de la izquierda y las demás corrientes ideológicas como la luxemburguista, la troquista, y otras, que nacen en el seno de los partidos de la izquierda cuanto de elecciones se trata en el estado capitalista. Tal vez en una segunda vuelta pueden existir algunos acuerdos programáticos y de burocracia, ya que ellos han aprendido un poco de los beneficios de esta. Indudablemente, el que parece que no quiere ser otra vez contado, es Vargas. Ya salió mal librado de las elecciones para el Congreso y ahora, lo mejor para su futuro es buscar un refugio decoroso y no dejar contar en este primera vuelta; por lo que se ve al lado de Pardo, (quien ya ha dicho no) pero en calidad de colaborador, o de apoyo a su campaña; lo que sería un gran castigo para él otra vez barón electoral.
Las diligencias de las dos corrientes del partido conservador encabezadas por Noemí Sanín y Andrés Felipe Arias, que es sólo para denotar unas cabezas; porque detrás ellos están las verdaderas fuerzas de barones electorales de hoy y de antaño, que han venido durante los 8 años de gobierno de Uribe , nutriéndose de las favores del Gobierno que siempre tuvo al partido como su fortín y escudo y que ahora tras la consulta interna gana el no preferido por Uribe para gobernar; pero al frente tienen al partido, a su convención y la opinión pública a la expectativa de cómo seguir el cauce normal del desarrollo del partido en unas elecciones presidenciales donde tiene la oportunidad de ganar. Y frente a ellos también el partido de la U, que es fuente también del Conservatismo y del Liberalismo a los cuales se trata de atraer por medio de los mecanismo típicos de la política de los acuerdos y pactos individuales y desgranarlos poco a poco; ya que al final es más fácil pagar o negar los pactos y acuerdos individuales que los colectivos y trasparentes ante los partidos; que es lo que está mostrando en las últimas semanas por las quejas de personas de los dos partidos tradicionales que se sienten minados por las propuestas recibidas; pero tanto el Conservatismo en este caso, como el Partido de la U, están, también en el uso privilegiado de las alianzas si desean ganar y de asegurar el triunfo mayoritariamente, si se cumplen los presupuestos de las encuestas electorales que se les dan a ellos los dos primeros puestos en preferencia electoral y ganar en la primera vuelta el partido de la U.
Raro es el hecho de llegar a la Presidencia de la República a la primera presentación de la candidatura; antes bien la historia del país nos ha mostrado como una constante, el tener que presentar la candidatura varias veces para al fin llegar, ya sea por razones de pactos partidistas o bien por convenios de origen social o cooptación; pero siempre se ‘hace la fila’; que es precisamente la que se evito el actual Presidente Álvaro Uribe Velez, que presento por primera vez su candidatura y llego en la primera vuelta y que ahora el candidato Juan Manuel Santos, también tratar de repetir. Mas las condiciones hoy, son otras. El doctor Uribe logro un posicionamiento único en los últimos siglos: su reciedumbre frente a la guerrilla. Y ahora, ningún candidato, ha mostrado ese mismo carácter, y no ha podido tender ese vínculo de afecto hacia el votante; lejos están todos de lograr ese canal de comunicación personal con el electorado y antes bien, parecen que se separan cada vez mas, que intentan hacerlo y de manera no exitosa hablan de lo mismo sin convencer, claro, en la historia del país en el que a la presidencia de la republica no se llega de una vez, en la primera presentación de la candidatura, sino tradicionalmente por razones de pactos partidistas o por convenios de origen social, siempre se ‘hace fila’ hacia la presidencia, muchas veces.
