Quien duda que saber inglés en este siglo es de gran importancia en el desarrollo de los países para lograr la inserción en el mundo globalizado?… Quién no reconoce que hablar inglés es una necesidad individual para alcanzar altos niveles de comunicación con las personas en el mundo y en especial con el mundo científico?-.
Es un tema que ya no admite discusión y el cual de manera desordenada y muy poco sistemática, algunos gobernantes regionales o locales, mencionan en programas de gobierno y planes de desarrollo y hacen uno que otro contrato, la mayoría de las veces con quién menos sabe desarrollar el tema -ahí si digámoslo con fuerza-como política pública y no tienen la experticia como tal.
A nivel nacional, el Ministerio de Educación no pasa de dar recomendaciones, pues las preocupaciones son de otro tipo y magnitud, como por ejemplo lograr la gratuidad en los niveles básicos de la educación, que es un asunto de equidad e inclusión social, así no se sepa inglés.
Y en las universidades de nuestro país que se mueven dentro de los parámetros de la socorrida autonomía, las que son “de élites” en el sector privado, tiene el problema resulto y claramente definido. Se exige el idioma, la mayoría de las veces como requisito de entrada o de salida en pregrados y postgrados contando con la ventaja de que sus estudiantes vienen de colegios de secundaria y primaria en su mayoría bilingües.
Cosa contraria sucede en el sector de las universidades estatales donde las normas sobre el inglés o segundo idioma, son un caos tanto como requisito de entrada en las admisiones, como de salida para los graduandos, y en su aplicación, muy flexibles, por decir lo menos. Y esto tanto en pregrado como en los posgrados donde la mayoría han escogido el camino de la liberalidad: “Nuestro estudiante debe resolver por sí, ese asunto, que nos presente el certificado y lo validamos “ se suele decir. Si claro, el certificado de las escuelas privadas o de los garajes, que con gran criterio de negocio son la salvación de algunos estudiantes que pueden pagar; eso está calculado.
Así, la enseñanza del idioma Inglés es un mero apéndice o accesorio del currículo y no hay compromiso institucional por algo que todo el mundo reclama como necesario en la época actual de las relaciones internacionales aupadas por el desarrollo de las tecnologías de la información y comunicación y de las redes sociales, tan importantes en las comunidades científicas. El integrar el idioma Inglés al currículo, es un peligro porque los indicadores de deserción aumentarían dicen algunos.
El asunto del idioma se lo arregla el estudiante a la universidad y deja de ser un problema de las oficinas académicas para convertirse en un indicador de desempleo en las oficinas de egresados, donde generalmente resuelven el problema con explicaciones sociales: “Es que emplean más a los egresados de universidades privadas”. Acentuando la brecha entre las universidades.
En este mismo tema del inglés, en el caso de las universidades privadas, no “de elite”, donde acuden los estratos medios y bajos con gran sacrificio económico -o los del “sanduche social”, que llaman-el panorama es peor, porque se soluciona la mayoria de las veces encadenando a otras instituciones que prestan el servicio pero de la misma calidad de ellas, donde los profesores del idioma no han rebasado ni los límites geográficos, ni los limites culturales del lenguaje que enseñan, destruyendo muchas esperanzas juveniles.
Más decididos han sido algunos diarios nacionales y en especial de la ciudad de Medellín, que de manera real y constante han introducido en los formatos , espacios donde presentan noticias en inglés y que se han convertido en ayudas didácticas para el aprendizaje del idioma inglés.
Sin una política pública que determine y especifique el inglés como un punto clave de la agenda del gobierno nacional, regional o local y que se incluya en la educación en todo nivel, en especial la superior y se busquen a quienes han manejado esos programas como desarrollo cultural y visión mundial, los esfuerzos y contrataciones que se siguen haciendo serán solo cumplimiento de compromisos e impulsos individuales, subjetivos y aislados y seguirán arrojando resultados tan preocupantes como el que nos muestra EL INFORME EPI EF 2011, (http://www.ef.com.es/sitecore/__/~/media/efcom/epi/pdf/EF-EPI-2011-Spain.pdf) que creo un modelo estandarizado para medir el nivel medio de inglés por país y poder establecer una comparación entre países a través del tiempo, donde en un estudio de dos millones de pruebas on-line de estudiantes de 44 países durante tres años, Colombia, aparece en el puesto 41 con nivel muy bajo.
Efrén Barrera Restrepo, Ph.D.
Gerencia Pública & Marketing