LA GESTIÓN UNIVERSITARIA ¿El cómo la hacen?

En repetidas ocasiones en las visitas a las universidades  las conversaciones entre los pares académicos se orientan a discernir sobre  la gestión universitaria en sus universidades  y los buenos o malos resultados, y siempre existirá  alguien que pregunta: ¿Cómo la hacen? para referirse a las formas de gestionar  de las diversas actividades académicas y administrativas, para mi caso de la Universidad de Antioquia. Y en verdad que es una interesante pregunta que requiere de un análisis serio y mesurado de la historia institucional y de su desarrollo académico para poder responderla.

A mi entender debo afirmar – por la autoridad que me da el haber pertenecido a  la Institución  en labores académicas y en algunas ocasiones en cargos de dirección-, que todo inicia cuando de manera consciente por parte de las directivas se acoge la planeación estratégica como un instrumento valioso de prevención, previsión, planeamiento y  direccionamiento para la toma de decisiones en el ámbito universitario, donde toda acción(táctica) debe de estar arropada en las líneas generales o estratégicas institucionales (políticas estratégicas) que se han seleccionado para la permanencia y desarrollo de la universidad como una organización saludable y que perpetúe la institucionalidad de la academia.

La verdad  es que si bien hoy, dicho ejercicio se realiza de forma natural como parte de las funciones y responsabilidades de los funcionarios universitarios, para llegar a este punto se necesitó de muchas pruebas, ensayos, motivaciones, ajustes y correcciones. En un comienzo los resultados de la aplicación de la planeación fueron desalentadores desde los niveles de dirección hasta los más bajos niveles  jerárquicos, ocurriendo que  cada unidad o dependencia creaba y se imaginaba una misión y una visión, amparados en aquello de la participación democrática, cuya buena intención sólo produjo un mamotreto de procedimientos,  imposible de manejar y de conciliar. También,  se probó con la contratación de una la consultoría externa, que tras largas y tediosas reuniones, solo producía bostezos entre los asistentes y ningún avance en el proceso de planeación.

Fueron los ejercicios que se dieron  antes del año de 1995, los que incidieron en la implementación de la planeación, cuando se acogió la metodología de la Ley 152 de 1994 ”Ley Orgánica del Plan de Desarrollo”, adaptada al campo universitario de una manera voluntaria y consciente, “sin que esté obligada a sujetarse a ella por su condición de ente universitario autónomo, según lo consagrado en el artículo 69 de la Constitución Política”(U. de A. Plan de desarrollo institucional 1995-2006. Plan de acción institucional 2001-2003, p. 9).

Es así ”como el Acuerdo Superior 070 del 9 de marzo de 1996, por el cual se adoptó el Plan de Desarrollo de la Universidad, definió que la institución se compromete con un plan indicativo, o plan estratégico, a diez años, que traza las directrices generales para el proceso de transformación  de la Universidad. Que este plan se determina a partir de la misión, del objeto, de los principios y de los objetivos generales aprobados en el Estatuto General. Que cada Rector deberá presentar, para su aprobación, el plan de acción para el periodo de su gestión y, según él, todas las dependencias académicas y administrativas ajustarán los suyos. Que cada una de éstas presentará anualmente sus principales programas y proyectos, y cuantificará e identificará las fuentes de financiamiento de aquellos  que requieran inversión. Que cada unidad ejercerá libremente su función planificadora, con sujeción a los lineamientos del plan indicativo y de sus planes de acción y de inversiones. Y por último que, con el plan, la Institución consolida un modelo de universidad con gran cobertura, que siempre busca la excelencia, que compite en el medio nacional e internacional, y que ayuda a transformar las condiciones sociales del país, con un espíritu de renovación, de controversia y de investigación” (ídem, subrayados nuestros).

El mismo Estatuto General de la Universidad, en el artículo 22, afirma que: ”La Universidad se rige por un plan general diseñado por un tiempo variable, y por planes y proyectos específicos para cada unidad académica. El proceso de planeación está acompañado de un procedimiento  calificado de evaluación de gestión (…).La evaluación se hace con la participación de las personas comprometidas en la ejecución y es elemento básico para el desarrollo institucional” (ídem).

La gestión universitaria en la Universidad de Antioquia está claramente definida por la tríada: Planeación Estratégica, Gestión por Proyectos y Gestión por resultados; técnicas administrativas precisas y que conforman el ciclo gerencial, como gusta a muchos denominarlo.
Consideramos que la clave de los resultados está, en las palabras que hemos colocado en negrilla: En primer lugar existe un plan de diez años (largo plazo) independiente del periodo del Rector que es de tres años, a la vez independiente del periodo del Gobernador del Departamento (que es de cuatro) y  que en su calidad de presidente del Consejo Superior Universitario puede verse tentado a realizar cambios que atenten contra los objetivos estratégicos definidos en el plan decenal, por compromisos políticos o burocráticos que afectarían indudablemente la vida académica.

A la vez el rector está sujeto a seguir los lineamientos del plan general sobre los cuales deberá construir su plan de acción a tres años  y no podrá llegar a imponer sus criterios o intereses individuales, como sucede en muchas universidades  públicas que carecen de una planeación a largo plazo y donde  cada rector llega a imponer su visión académica y administrativa de la universidad, desconociendo o minimizando la institucionalidad encontrada, pasando con más pena que gloria su periodo rectoral  y lamentándose de la cortedad del periodo para justificar su postulación a un nuevo periodo.

De otro lado, se observa que la gestión por proyectos dinamiza el que hacer, porque permite la aceleración de los programas y proyectos dado que estos existen realmente diseñados y lo más importante: presupuestados, mostrando el origen de los recursos y los requerimientos de gestión que exteriormente deben hacerse para arbitrarlos. Esto facilita a su vez la elaboración de indicadores para medir y evaluar los resultados, lo cual es fundamental a la hora de  calificar el desempeño.

Esta sería una primera respuesta al  “cómo la hacen” en la Universidad de Antioquia, que aunque es incompleta sino tratamos aquello que denominamos espíritu universitario y el como se cumple la evaluación de resultados  para la toma de decisiones gerenciales. Pero estos temas los trataremos en una próxima ocasión.

 Por:

Efrén Barrera Restrepo, Ph.D.

Gerencia Pública & Marketing

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