Hoy, cuando la ciencia y la tecnología han mostrado avances extraordinarios que han permitido diagnosticar y solucionar problemas complejos y que gracias a ello, se tienen resueltos los vuelos espaciales interplanetarios, los drones, las telecomunicaciones virtuales, los diagnósticos por imagenología médica y la explotación petrolera por francking, para colocar solo algunos ejemplos; se nos quiere hacer creer, que es imposible determinar los costos reales de las obras publicas; lo cual es un exabrupto, por calificarlo de alguna manera.
Precisamente en esta época, cuando las aplicaciones de las matemáticas y la estadística a los problemas de la vida real se han multiplicado, gracias al manejo de ingentes masas de datos por la informática; y que se pueden hacer diagnósticos, proyecciones, pronósticos y simulaciones, bastante serios y en materias tan delicadas, como por ejemplo, la tasación de riesgos, manejo de operaciones financieras ( acciones y derivados) , o la orientación de la moda con el uso el Big- Data, entre otras tecnologías blandas; resulta inaudito que se siga diciendo que no se pueden calcular con exactitud, los costos reales de un kilómetro de carretera o de cualquier otra obra de construcción por grande (el ensanche del Canal de Panamá, otro ejemplo) o modesta que sea.
La tecnología ha llegado a todos los sectores de la economía, menos al de la construcción, parecería ser, pero eso no es así. Realmente es un sector que ha estado siempre en la primera línea de la innovación en la utilización de nuevos procesos y materiales de construcción y de nuevas formas de negocios, de contratación, de mercadeo y de medición de los riesgos como bien se describe en el caso : «El AVE del desierto”, el tren de la línea Medina-La Meca: “la arena es el obstáculo más novedoso con el que se han encontrado las empresas españolas al acometer este proyecto. La vigilan incluso por satélite desde donde se toman fotografías para estudiar sus movimientos. La obra incluye trampas de arena, una especie de diques, que frenan la velocidad del viento, seguidos de unas grandes zanjas para que se acumule ahí la arena y poder retirarla con maquinaria, evitando así una invasión de las dunas”.
El asunto de los costos y sobrecostos de las obras públicas corresponden más a estilos y costumbres de algunos empresarios que siguen afincados en los comportamientos mañosos y relaciones de corruptela,(asaltando la buena fe y los bolsillos de los ciudadanos), que siempre rondan los ambientes de la contratación estatal, fortaleciendo las prácticas patrimoniales en el Estado; practicas que no benefician ni el desarrollo de la sociedad en su conjunto ni se fomentan las relaciones modernas basadas en la libre competencia y la productividad.