
En marketing los nombres de los productos y servicios juegan un papel de primer orden, debido a que ellos son la base de las marcas, que hoy tienen todo un capitulo muy desarrollado dentro de la disciplina; tanto que a veces las marcas son las importantes que los elementos materiales y todos los demás activos, de la organización o la empresa. Similar característica tiene un servicio educativo, que se presta en un local, lugar o campus: su nombre debe ser de tal calidad, que refleje la imagen y derrame en sus prospectos y clientes suficiente información tanto en el nombre, en su fácil pronunciación, en el idioma adecuado, y con palabras que denoten sus potencialidades y diferenciación de los demás. Así mismo ese nombre debe de estar en un tipo de letras y caligrafía que denuncie sus valores y estampe su identidad y sobre todo que se puede acomodar esas letras a cualquier movimiento y tipo de reproducción.
Cuando se trata de servicios educativos y académicos, es de uso y buen recibo que el nombre predique casi todos los contenidos e integrantes de esas comunidades, de ahí el uso de palabras como kinder, jardín, kindergarden, colegio, academia, escuela, instituto, facultad, universidad, que según las historias de los países y sus culturas, adquieren significados sociales o económicos y denotan estatus o clase social o de jerarquía organizacional y hasta existen formas de hablar para escalar su valor social. Y esto lo reconocen muchas personas e identidades y empresas; y ya se usan nombres propios muy alejados de expresiones directas de las jerarquías y escalafones de los cursos y formaciones que ofrecen. Unos los acompañan con nombres propios de autores y personajes ilustres. Otros reciben los consejos de publicistas que en la tendencia de usar las letras iniciales de los nombres largos, en un acrónimo o sigla. En las entidades privadas el tema es más flexible y fácil de manejar, y no así, en las públicas, que por seguir las normas tiene isomorfismo organizacional y entonces no se pueden salir de esos marcos y todos serán facultades, institutos, departamentos, escuelas, etc…que de por si denotan contenidos, jerarquías y escalafones. Y entonces les queda la segunda parte del nombre que a veces se determina por los contenidos internos que se manejan, que si son muy diversos, no puede el nombre tan largos como las materias que se despachan allí y entonces vienen los que engloban mejor relevancia ante los públicos, y que caracterice social y económicamente de manera positiva ese dependencia; que dé estatus, renombre, prestigio y reconocimiento social y el académico; por eso no es lo mismo facultad de administración de empresas, que escuela de negocios; facultad de economía que escuela de economía, o centro de Estudios de Gestión, Análisis y Evaluación que escuela de gobierno