Hace unos años tuvimos la oportunidad de realizar para una universidad estatal (como una situación extraña) un estudio estructurado de mercadeo para la apertura de un programa académico y en el proceso se introdujo una variable que deseamos testear entre los estudiantes del grado 11 de la ciudad de Medellín: Prestigio. Y a continuación de opinar sobre la percepción de la calidad de la educación superior en Colombia, estos aspirantes a ingresar a las universidades decían que se respaldaban(respuesta múltiple) para esa calificación positiva de la calidad en el prestigio, un 61%; en la observación de personas cercanas, 54%; en los curso preuniversitarios, semilleros y similares,40% y otros porcentajes para otras vivencias, lo que denota y reafirma lo mucho que se estima el prestigio como elemento fundamental para una institución y más para su permanencia; si está dedicada a la educación .
El prestigio lo comprendemos como lo define el DRAE en sus dos primeras acepciones: 1.m.realce, estimación, renombre, buen crédito.2.m ascendente, influencia, autoridad. Y así, lo entendimos durante el estudio mencionado (una muestra aleatoria estratificada de 340 estudiantes) de jóvenes con el anhelo de ingresar a la universidad, mencionaban que en su ranking particular, las cuatro primeras instituciones de sus preferencias eran:
-En Medellín: Universidad de Antioquia; Universidad Nacional; Universidad Pontificia Bolivariana y Universidad EAFIT.
-A nivel nacional: Universidad Nacional; Pontificia Universidad Javeriana; Universidad de Antioquia y Universidad de los Andes.
A nivel exterior: Harvard; Oxford; Cambridge y Stanford
Indudablemente que estas menciones forjadas por las opiniones de los jóvenes eran las expresiones libres de contemplar y valorar el prestigio de las universidades; lo que se deduce más si observamos como desde su localidad son capaces de mencionar universidades del orden mundial (fue un listado extenso)y que al pedirles que mencionen las primeras enumeren estas preferencias, que implica ya un posicionamiento claro de las universidades; otro tema muy interesante del marketing educativo.
En el alcance del buen prestigio institucional de una IES hay que trabajar continuamente en un verdadero proceso de mejoramiento continuo (permanencia en medio siempre en ascenso de la calidad, e innovación), demostrar a la sociedad con seriedad y responsabilidad que cumple la misión, proyecta la visión declarada, practica los valores fijados y cumple con los reglamentos estatuidos; los que no son renunciables ni negociables. Así, se ha construido el prestigio de las más importantes universidades en el mundo; sin prisa pero sin descanso ni interrupciones, con constancia, con fortaleza en los momentos más difíciles, a través del tiempo: que es un factor indispensable, ya que demuestra que no es cuestión de una promoción, de un aviso publicitario, de un mandato del rector de turno; sino que es como un patrimonio se ha ido configurando, acrecentando y sobretodo valorando y que inclusive la sociedad reconoce en esa institución una apreciación en escalas de preferencias y que inclusive es capaz de tasar en dinero.
La sociedad valora el prestigio y por ello cela los sistemas de ingreso y el derecho de admisión a las universidades estatales; pero también es consciente que se expresa en el dinero que está dispuesto a pagar unos estratos sociales para ingresar a una institución. Si hablamos de los altos, ya sabemos que ellos pueden disponer y comparar a la institución con similares y aún del extranjero y si es de los estratos medios no teme por un endeudamiento, sobretodo en el caso de los posgrados. En verdad hay valoración en el prestigio, mas no somos del tenor de asimilar ese valor, a la P de precio para quedar alineados con las 4 P del marketing; mejor lo estimamos como una expresión de la calidad del servicio educativo.
El prestigio de las universidades base de la buena fama, se sostiene y tiende a crecer en la medida que sus estudiantes lo vivan; que los profesores lo sientan, los empleados lo porten y los egresados lo proyecten en la sociedad con sus comportamientos y más los profesionales.
Efrén Barrera Restrepo, Ph.D.
Gerencia Pública & Marketing