
Si algo extraño se puede observar en los comportamientos de los empleados públicos o funcionarios son sus excesos de celos en el cumplimiento de las normas, lo que se puede interpretar como rectitud en su desempeño; pero las mas de las veces, en ello se puede ver la exhibición desnuda de su área de poder, bajo la cual nadie tiene más jurisdicción que su voluntad. Se encierran en su zona de confort, y vaya fatalidad para quién intente moverlos o someramente incomodarlos, ya sea con una pregunta o con una petición.Lo peor es que los procesos a veces les ayuda a esa inmovilidad. Hay también actitudes de movimiento que ellos mismos inventan para crear una atmósfera de eficiencia y de eficacia que raya las fronteras de la irracionalidad y del simple sentido común, por querer sobreproteger y algunas veces simular o hasta tratar de esconder o tapar errores de gestión(pedir permiso y tramitar un documento para tomar una foto a la biblioteca España; por ejemplo); que es el caso este último de la noticia que se destaca en la prensa local de Medellin, la ciudad que se dice de la Innovación y otros títulos.

El prohibir tomar fotos a fachadas de edificios públicos, es un caso típico de esas actitudes extrañas del funcionariado. Y no es una suposición; es un caso real de cómo la misma empleada líder del Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín, justificó la restricción en la protección para menores de edad y los derechos a la privacidad.
“Es importante que (quien desea hacer la foto) cuente con los permisos respectivos, si es niño, de los padres, y si no, que los usuarios estén de acuerdo, pues la imagen podría ser divulgada en redes sociales”, y » agregó que cuando la foto que el turista busca hacer en el exterior, a la infraestructura del parque biblioteca, “es importante saber cuáles son los fines, que no sea comercial, porque todo lo nuestro está libre de esto y el único propósito es educativo”. La funcionaria indicó que en el formato que las personas diligencian se establece que para las directivas de los parques biblioteca prima el derecho a la privacidad y la seguridad del usuario. Y de manera tozuda, amplía ese criterio tan particular que sobrepasa su esfera ocupacional: “Nos pasaba mucho que los turistas llegaban a tomarse fotos porque les interesaba el auge de la transformación de la ciudad y las subían a redes sociales, con menores y personas que no autorizaban aparecer en ellas. Entonces había molestia de algunos”, dijo.
Queda a uno como ciudadano esperar que llegue a ella o a su superior una inspiración que lleve a anular ese tramite insulso o que en un respiro profundo retorne el sentido común al cerebro; para evitar molestias a los ciudadanos y puedan disfrutar de los espacios públicos.
