Los cuidados y evidencias del marketing.

El marketing es una disciplina positiva. En ella los métodos de investigación de experimentación, las pruebas pilotos, los cuestionarios aplicados a muestras de las grandes poblaciones, los formularios o baterías de pruebas pisco-sociales aplicadas a grupos reducidos de personas, la observación paciente del comportamiento de los consumidores, y en general todos los procesos científicos, tienen cabida en sus ámbitos. Y más en la actualidad donde los procesamientos de datos pasan por el Big data y la Analítica. Se puede decir que es una disciplina esencialmente dinámica e innovadora que se ha distinguido por estar a la vanguardia con sus estudios de investigación; como para caer en las redes de las palabrejas y de los insulsos discursos de personas que en desmedro de la disciplina se presentan como los famosos impulsores del marketing nuevo y novedoso, apoyados en la circulación de revistas de orígenes no claros, y pocos sólidos, y que se cubren muy bien sus rostros con las marquesinas de sus sitios y páginas web, que se fabrican; eso si! con buena estética; que al igual cuando hablan lo hacen con buen decoro y con ampulosos tratos personales, como lo hacen las mentes trapisondistas. Este fenómeno se ha incrementado con el avance de las tecnologías de información y comunicación(TIC), porque los fulleros y los «paracaidistas» de otras profesiones se apoyan en esas herramientas para encubrir o disimular los escasos y a veces nulos conocimientos de los conceptos del marketing; y también porque estiman que la palabra es «vendedora» y que les permite ejecutar la marrullería. Y vaya favor ! que le hacen al marketing responsable y profesional!. Usualmente, estas personas que no están ni formadas, ni habilitadas en sus capacidades individuales para desempeñarse como hombres del marketing, de comportamientos éticos. Son merodeadores de la disciplina. Son típicos «vende humo», que los acompaña la fortuna de encontrarse con ignorantes del tema y auditorios de incautos; que después de caer en la trampa, multiplican sus amargas y tristes experiencias; ampliando esa base social que aún toman el marketing como tácticas de engaños; como se percibe aún en algunos ambientes sociales y se califica lo que no es verdad, con la palabra de nuestra disciplina.

Creemos que si bien, una de las salidas para el desarrollo de una disciplina es el uso de sus técnicas y conocimiento tecnológico muy aplicado a la vida real y de la cual, con seguridad se extraen los conceptos que luego van a los fundamentos teóricos y más en marketing donde se escucha al consumidor por naturaleza; estos sustratos, la mayoría de las veces no son validados por marcos científicos de los académicos y se convierten por la energía de la repetición y la divulgación vulgar de ellos, en verdades. De tanto repetir un error, hasta su generador se lo cree. Y más cuando este, lo hace en medios publicitarios y de comunicación y cobra por ello.

Indudablemente es muy importante -y más en este tiempo de las noticias falsas y los bulos- leer con sumo cuidado los portales, sitios y páginas webs de empresas, asesores, consultores, universidades, cursos de formación , libros, y todo lo dedicado al marketing. Y como mínimo expurgar sus contenidos y hacerse un curador de ellos, con bases académicas, que incluya la ética del profesional.

El carácter pragmático del marketing connatural a los comportamientos anglosajones, no es muy bien contextualizado por los escenarios racionales y entonces, muchas personas toman las lecciones del marketing de manera encorsetadas a normas, procesos y reglamentos, eliminando toda posibilidad de creatividad e innovación por parte de los agentes del marketing; haciendo de estos meros sujetos repetidores mecánicos de procesos( cuando los tienen !) donde hasta las sonrisas salen porque los guiones se los indica. Situaciones que se agravan cuando en el fondo existen todavía conceptos antiguos del marketing, como las cuatro P y el enfoque hacia las ventas; lo que nos lleva a manifestar aquí también la extrañeza de leer en esos anuncios y argumentaciones de los «paracaidistas» que se mencionan en el principio, las invitaciones como gran novedad a poner atención al cliente, cuando este siempre ha sido el centro del marketing.

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