Parece fácil tratar la Gestión del Conocimiento en el campo del sector público, donde predomina lo Estatal, pero no es así. La Gestión del Conocimiento puede ser interpretada de diferentes maneras según sean las intenciones políticas del Ejecutivo que la predique. Es decir que, bajo el mismo nombre o título, se pueden tener diversas formas para entronizar la Gestión del Conocimiento, en el sector público. Y de ellas, identificamos, cuatro: como Estrategia de Desarrollo Económico; como política pública, como una visión estratégica organizacional o como el simple manejo de los recursos humanos; esto en el sentido de dirección de lo macro a lo micro, en cuanto al tamaño de la organización en referencia.
- Gestión del conocimiento como estrategia de desarrollo
Así, la ha comprendido y explicado de diferentes formas y estudios en especial los organismos internacionales (BM, BIRF, CEPAL, ILPES, etc.), como la recogen los autores del manual 22 del Instituto Latinoamericano y del Caribe de planificación económica y social – ILPES (Peluffo y Catalán, 2000) cimentando su desempeño en la economía basada en el conocimiento y el aprendizaje (EBCA), o economía digital.
Esta posición tiene una visión macro del asunto. Aquí los fundamentos de la Gestión del Conocimiento, serían aplicados y tratados horizontalmente de las estrategias de desarrollo a nivel regional o nacional, bajo las premisas de la globalización y la economía mundial, donde las economías nacionales deben de diagnosticar sus potencias, compulsarlas con las fuerzas internacionales y entonces encontrar un “nicho” (Kotler, Jatusripitak y Maesincee,1998) dentro de la nueva economía digital y allí desarrollar sus fortalezas, basadas siempre en la gestión de la informática y las telecomunicaciones.
Así la región (del país o de países), deben dirigir sus esfuerzos sociales y económicos a construir una sociedad de la información para poder transformarse en la sociedad del conocimiento, por medio de la innovación. Aquí las directrices y políticas generales de desarrollo apuntan a “modernizar” (los laboratorios, centros de investigación, las aulas, etc.), las infraestructuras relacionadas. Y las capacidades de la sociedad para analizar, modelar y relacionar sistemáticamente la información severa privilegiada, como ha sucedido con las economías de Finlandia y las Escandinavas (Peluffo y Catalán, 2002:9). Este paradigma por ende convoca al sector público y privado, a la cooperación y solidaridad, a largo plazo, que a veces es necesario reconvertir la misma economía y dejar sectores rezagados y obsoletos. Son decisiones muy “dolorosas”, sobre todo cuando tocan las preferencias de grupos económicos o se aumenta el riesgo de los capitales, invitaciones difíciles de ser aceptadas por los inversionistas nacionales, acostumbrados al status quo y a la protección interna. Es, ante todo, un desafío para construir nuevo capital social, que, por ser procesos lentos y costosos, cuyas inversiones no se ven materialmente en obras, no son de la apetencia de los políticos que gustan de los “efectos inmediatos” y la propaganda.
Acoger la Gestión del Conocimiento como estrategia de desarrollo implica de entrada un cambio cultural en la sociedad. Es pasar de la educación calificadora a la certificadora con base en las competencias y en las nuevas formas de hacer las cosas, que implica la reconstrucción de los puestos de trabajo en las empresas que deben entrar a las normas y estándares de empresas mundiales. Y ante todo la modernización de las estructuras de las diversas organizaciones públicas y privadas con base en las TIC.
Este direccionamiento social hacia la EBCA, implica que las brechas entre la fuerza laboral industrial y digital se agigante y las inequidades se acentúen. Por ello los que están por esta estrategia de desarrollo pujan por difuminar entre los diferentes grupos sociales las nuevas tecnologías, las que no deben ser ignoradas por los grupos sociales de bajos recursos económicos, los que no deben estar ausentes del manejo de la alta tecnología y proporcionarles las maneras de incrementar sus conocimientos.
La dinámica de una EBCA, se fundamenta en cuatros puntos: El reconocimiento del conocimiento como factor de crecimiento y de progreso (la educación y su clave); desarrollo de procesos de apropiación social del conocimiento (que es un bien público); la generación de procesos de aprendizaje social (desatar la creación de capital social) y gestionar estratégicamente el conocimiento de manera prospectiva (fomentar cambios sociales).
En particular, el Instituto del Banco Mundial, dentro de los cursos de Desarrollo Económico Local (BIRF/BM: 2002) recomienda la adopción de esta estrategia basada en la Gestión del Conocimiento, y en sus estudios sobre todo en la región asiática ha extraído como pilares para construir la EBCA (Peluffo y Catalan:11), los siguientes: régimen económico e institucional que incentive la Gestión del Conocimiento, población educada y competente, un sistema de innovación dinámico (redes de empresas, universidades, consultores, etc.) y una infraestructura dinámica de la información y el uso del conocimiento; con la participación de todos los actores sociales, en general de los ciudadanos.
De esta forma o enfoque, la Gestión del Conocimiento es el motor que dinamiza el desarrollo regional o nacional, a través de las comunidades que se enlazan por las redes.
2 . La Gestión del conocimiento como política pública.
Entendemos por política pública, esa orientación para la toma de decisiones que se dan en los altos niveles de la administración. La política pública no es prescriptiva. Son decisiones, y representan la realidad concreta de ellas, encausadas por el Estado (Roth, 2004:19). Cuando el Estado se trata como organización las políticas públicas, adquieren esas concreciones de acciones del manejo de las fuerzas sociales que se expresan y dejan sus huellas en las agendas del gobierno, el cual las trata como algo sustancial a sus actuaciones.
Por agenda de gobierno, se entiende “el conjunto de problemas, demandas, cuestiones, asuntos, que los gobernantes han seleccionado y ordenado como sujetos de acción y más propiamente como objetos (Aguilar, 2000:29) sobre los cuales ha decidido actuar. La agenda de gobierno, evidencia el estado de salud de la vida pública. Así que si dentro de ella, está la Gestión del Conocimiento, podemos ver ya que tanto el gobierno no va a considerar el tema.
En los últimas elecciones tanto de Europa como Latinoamérica, las palabras: sociedad del conocimiento y nuevas tecnologías, han sido incorporadas a los programas de gobierno: “incrementaremos la competitividad exportadora de la economía chilena con más inversión en conocimiento, innovación y producción limpia. Desarrollaremos los fondos de innovación tecnológica hasta duplicar el gasto en investigación y desarrollo “dice el gobierno chileno, y como éste otros más que han tomado la Gestión del Conocimiento como política gubernamental.
Desde esta posición de política pública, la Gestión del Conocimiento se convierte en la orientadora de las decisiones y así, las herramientas y tecnologías de la Gestión del Conocimiento se convierten en las prioritarias en las acciones gubernamentales y todos los proyectos donde ellas aparezcan serán privilegiados en los presupuestos.
Bajo esta postura algunos gobiernos han llegado a tomar decisiones muy difíciles como trabajar o permitir el uso exclusivo de algunas marcas de las herramientas y tecnologías básicas para la Gestión del Conocimiento o a veces incluso ofrecer su territorio como campo exclusivo de sus aplicaciones, con la esperanza que la sinergia entre las implantaciones de sistemas y las respuestas de la comunidad, permitan a muy bajo costo no quedarse muy atrás del desarrollo tecnológico de las TIC, ya que están evolucionando muy aceleradamente y los costos no permiten a muchas sociedades la introducción inmediata de esos progresos, que están marcados por la obsolescencia planeada.
De esta manera, los gobiernos sin dedicar muchos recursos a la Gestión del Conocimiento, permiten con esas políticas, optar por la creación de espacios regionales o de ciudades favorables a la sociedad del conocimiento, sin que ello implique comprometer recursos del plan de desarrollo, permitiendo que el conocimiento circule pero con el peligro que éste quede en ciertos repositorios. Y si el gobierno no posee mecanismos de control o de compensación que se hagan valer en el mercado, que en última instancia termina decidiendo entre quienes se disemina el conocimiento, situación contraria al propósito de la Gestión del Conocimiento en la sociedad; que es garantizar la circulación de capital intelectual social entre los diferentes grupos de la comunidad para fortalecer el desarrollo local y nacional. Más, sin embargo, la Gestión del Conocimiento como política pública se puede aceptar en la medida que favorece la creación de una cultura proclive al conocimiento.
3. La Gestión del conocimiento como visión estratégica organizacional.
Bajo esta perspectiva la Gestión del Conocimiento se limita a las fronteras de las organizaciones públicas, sea esta una municipalidad, una provincia o el Estado, o bien una empresa pública o cualquier otro organismo. Así que por referencia o por convicción del directivo responsable de la organización pública se opta por el “modelo” de Gestión del Conocimiento.
Al aceptar el verdadero destino del conocimiento tácito en las organizaciones públicas: que se desperdicia y se pierde, un directivo idóneo ve en la Gestión del Conocimiento , la alternativa de gerenciar la organización con base en el conocimiento organizacional y el aprendizaje organizacional como mecanismos fundamentales para generar desempeños eficientes y eficaces en la prestación de los servicios y posibilitar innovaciones y transformaciones organizacionales en las entidades gubernamentales, los que siempre se han distinguido por el burocratismo, la rutina y la ausencia de actividades creadoras de valor en los servicios públicos.
Aceptar la Gestión del Conocimiento como estrategia organizacional, es mirar otras formas de estructuras como las redes y la creación de puestos de trabajos integrados por procesos, basados en el trabajo colaborativo y el uso intensivo de las TIC que fomentan los ambientes virtuales para la prestación de los servicios públicos, fomenta la circulación del conocimiento y permite el desarrollo de la inteligencia organizacional, tan importante en el sector público para poder incrementar los servicios de identificación, certificación, documentación y publicidad de los actos administrativos que se suceden en las entidades.
De otra parte, ver la Gestión del Conocimiento como estrategia organizacional es ver a los empleados y funcionarios como personas en las cuales reposan las acciones gubernamentales, y en ellas el conocimiento bruto, y que es mediante la Gestión del Conocimiento que se puede capturar, evaluar, sintetizar, organizar y distribuir, para beneficio de los mismos funcionarios, el Estado y en especial de la comunidad, quien en última instancia es la favorecida con la calidad de los servicios públicos.
La aplicación de la Gestión del Conocimiento en el sector público no está exenta de dificultades y más concretamente cuando se da a nivel de organización pública en especial. Los niveles de burocratización, la cultura organizacional, el temor al cambio, el aislamiento en que viven, los individualismos, los grados de politización, los mecanismos clientelistas y la falta de planeación estratégica y el abandono de los objetivos, hacen prever grandes obstáculos para la introducción de la Gestión del Conocimiento.
El directivo público que tenga por propósito la Gestión del Conocimiento, debe trazar una transformación organizacional y, de entrada, implantar la reingeniería para la clasificación de los procesos y decidirse por la introducción de las TIC, sin “medias tintas” e iniciar con la cualificación de las personas con base en los méritos basados en competencia, abarcando los tres elementos fundamentales de la Gestión del Conocimiento: personas, cultura y tecnologías. La dirección de las organizaciones públicas bajo los postulados de la Gestión del Conocimiento, permitirá que la entidad se dedique sólo a lo suyo (core-business), a su misión; que agrega valor a los procesos, se innove por el conocimiento que reposa en la institución, mejore las comunicaciones y se incremente la participación, que en general son los propósitos de la gestión pública.
4 La Gestión del conocimiento como simple manejo de recursos humanos.
Esta posición, esa muy relacionada con la incomprensión de la Gestión del Conocimiento, hasta la confusión con la gestión de recursos humanos, como lo destacamos en https://wordpress.com/post/gerenciapublicamarketing.blog/3126.
El espacio en esta alternativa, es sólo el que corresponde a la misma gestión de recursos humanos en la organización y por ello, ya de entrada el panorama es recortado y apretado para poderse aplicar en toda su potencialidad la Gestión del conocimiento, que seguro va a quedar como aplicación burocrática de una dependencia más.
Esta interpretación es bastante más común que las otras. Usualmente nace del espíritu inquieto o esnobista del director del recurso humano que desea estar en lo “último” sobre la gerencia del talento humano.
La manera restringida como se aplica La Gestión del Conocimiento puede quedarse en la exhibición y uso de intranet, las páginas amarillas, mapeo bibliométrico interno y las publicaciones de algunas lecciones aprendidas y mejores prácticas; sin que ello signifique que la organización ha acogido como suya La Gestión del Conocimiento, sino más bien como una deferencia al empuje de los directores del área de personal.
Y aun así, con estas restricciones, podemos anotar que esta posición, es positiva para la organización y el desarrollo de La Gestión del Conocimiento en general, ya que las personas empiezan a ser evaluadas por el conocimiento tácito y su contribución al Know-how organizacional, se inician en el manejo de los procesos organizacionales; sus desempeños se evalúan por las competencias, se fomenta el trabajo en equipo y se cuenta con la posibilidad de mejorar el ambiente laboral porque las interacciones entre los funcionarios se aumentan en la construcción de los conocimientos organizacionales.
Si bien, esta posición aparece de última, no podemos decir que corresponde a una escala de grados, sino al ámbito en el cual se aplica la Gestión del Conocimiento, que en el más amplio fue a nivel de sociedad (nacional, provincia o ciudad) como estrategia de desarrollo, luego como política pública en las mismas tres instancias. La tercera en el ámbito organizacional y la cuarta a nivel de una dependencia organizacional. Ninguna es mejor que otra, solo a nuestro modo de ver es la descripción de cómo en la realidad se está llevando la Gestión del Conocimiento, ya que introducción en uno u otro ámbito depende la voluntad política del gerente público o del gobernante en ejercicio.
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Notas bibliográficas:
AGULIAR VILLANUEVA, Luis f.(2000). Problemas Públicos y agenda de gobierno- 3-ed-México. Porrúa.
BIRF/BM(2002). Instituto del Banco Mundial. Programa de Gestión urbana y municipal. Curso de educación a distancia. Desarrollo económico local. Washington-
KOTLER, Philip: JATUSRIPITAK, Somkid y MAESINCEE, Suvit(1998).El marketing de las naciones. Barcelona. Paidós.
PELUFFO, Marta B. y CATALAN C. Edith. (2002).Introducción a la Gestión del conocimiento y su aplicación al sector público. Instituto latinoamericano y del caribe de planificación económica y social -ILPES- Santiago de Chile. ILPES-CEPAL.