El mes pasado, marzo /23, apareció el libro de Editorial Espasa, La marca de Dios: 2000 años influyendo de Toni Segarra y Leopoldo Abadía; que despierta de nuevo el interés por el marketing en las iglesias y religiones tan escasamente tratado y reconocido como una de las especialidades del marketing (mejor hablar de especialidad, que de aplicación) y mientras la publicación llega a nuestras manos, podemos adelantar que plantea un tema, que no sólo es escaso en el ambiente del marketing, sino extraño en el ambiente de las religiones; porque el cuestionamiento del tema, se inicia preguntando si se debe hablar de marketing religioso, marketing de las comunidades religiosas, o marketing de las iglesias. O que en la práctica puede plantearse marketing en estas tres realidades. O simplemente englobar todo en un solo marketing. Pero dejemos el asunto ahí, al cual le pondremos en otra ocasión mayor dedicación y vayamos al libro mencionado, cuya noticia la leímos en ALFA y OMEGA. Allí los autores en dialogo comentan que la publicación está orientada al tratamiento de la Iglesia como marca y afirman que la misma religión católica, se ha tratado a través de los siglos como una marca.–

Los autores dicen que” Muchas marcas llaman a sus tiendas templo de producto. Como Nike. A las mesas de Apple les dicen producto. Como Nike. A las mesas de Apple les dicen técnicamente altares. También se utiliza la palabra técnicamente altares. También se utiliza la palabra evangelizadores. El marketing utiliza muchas expresiones de la Iglesia”. A ellos se les pregunta si la Iglesia ¿ya lo había inventado todo? y uno contesta: “La gran revelación que tuve en esta conversación es la idea de que el encargo de Jesús es de comunicación. Id a todo el mundo y contadlo. En todo este tiempo, se ha dedicado una enorme cantidad de talento, tiempo y rigor, en cómo comunicar mejor. La digitalización es una vuelta a la complejidad del mundo, que la Iglesia ya afrontó antes. Por ejemplo, san Pablo con sus cartas, que debían de ser el internet de la época. A la pregunta: ¿Qué ha aportado la Iglesia a. Marketing y a la publicidad? Uno responde: “Por ejemplo esto: haber dejado el logo en manos de la gente. Es de una modernidad extraordinaria. Otra idea es la del misterio, que es clave de la comunicación de lujo. Esto que te cuento es extraordinario, pero no te lo puedo explicar. Te lo tienes que creer. La intangibilidad es una gran lección.” Y el otro responde también: “La palabra propaganda la inventó la Iglesia en1622con la idea de propagar la fe. De todo esto hablamos con el profesor Jordi Pujol Soler, de la Pontificia Universidad de santa Cruz que nos dijo que si queríamos abordar cómo comunica la Iglesia tendríamos que hablar del barroco”
En verdad las respuestas de Segarra y Abadía son interesantes que invitan a leer el libro, que no es el único que ha anunciado Alfa y Omega sobre el Marketing. En otra oportunidad, en 2021, se comentó el libro de Carlos Luna Calvo O.P. Fundamentos del Marketing religioso: 11 Lecciones para evangelizar y vendernos mejor sin perder la esperanza y la misión( Reinspira ediciones)- El mismo autor se pregunta : «¿De verdad creemos que solo apareciendo en TikTok con el santo del día vamos a atraer a los alejados?» . La clave radica en adaptar las herramientas propias del marketing a la evangelización: construir un producto, establecer una estrategia de distribución, segmentar al público objetivo-.En esta presentación del libro se destacan varias sentencias del autor como:

No podemos seguir dividiendo a la gente por su edad o estado: grupos de jóvenes, de matrimonios, de vida ascendente…hay que segmentar utilizando la variable de la actitud de la gente ante la fe: los que ya estamos dentro, los que no creen en nada, los que creen,pero nunca se acercarían a una iglesia a saciar su deseo de transcendencia, los rebotados…para cada uno de ellos hay un plan de marketing especifico.”-
-Los documentos y expresiones como nueva evangelización nos inspiran, pero no sabemos cómo llevarlos a la práctica. Al final, los domesticamos y los adaptamos a nuestra zona de confort: nuestros contenidos, retiros, parroquias, sacramentos…lo de siempre, pero con otro nombre.”
-“En realidad, muchos de los productos que estamos creando son para los que ya estamos en la Iglesia», …. «Ofrecemos al otro que venga a nuestra casa, cuando Jesús hace precisamente lo contrario. Es Él el que dice: “Quiero alojarme en tu casa”.
-En la Iglesia hemos abusado de las frases del Evangelio en las fachadas de las parroquias: “Venid y veréis”, “Venid a mí los que estáis cansados y agobiados”, etc. Hay que generar algo en un lenguaje distinto y con un formato más atractivo, para que el que nos lea o nos vea desee de verdad venir y comenzar una historia con nosotros»
– “No podemos ir y soltar nuestra chapa sin más. Necesitamos antes conocer al cliente: qué le mueve, qué le motiva, qué le preocupa y le inspira”.
-Alfa y Omega, remata el comentario de la publicación así: El manual es para cualquier católico «que quiera vivir esa evangelización en salida que el Papa y la sociedad nos demandan y nos reclaman. Y da pistas de cómo tomar la iniciativa, cada uno desde donde Dios le haya puesto».
Son dos textos que nos invitan a desentrañar las posibilidades de hacer un marketing en el ejercicio de los comportamientos y actividades de la Iglesia católica, que, si en verdad aceptamos la autocrítica, son muy rígidos y de mucha inercia en las acciones. Cuestiones que parecen no son así, en las otras iglesias.
Un comentario en “Del marketing religioso…”